Powered By Blogger

jueves, 7 de junio de 2012

LA CELEBRACION MAS IMPORTANTE DEL VIRREINATO CORPUS CHRISTI




Esta tradición es una festividad  muy arraigada a la religión católica, siendo una de las más importantes del año. En México estas fiestas españolas comenzaron a celebrarse cuando apenas comenzaba la época de la Colonia, pero ¿Quién trajo estas tradiciones?
Los primeros en comenzar a predicar la religión católica fueran los frailes franciscanos que llegaron con los conquistadores. Es muy probable que la primera celebración de Corpus Christi haya sido en 1536, el dato exacto no se conoce, pero debido a la gran importancia que tenía es muy probable que haya sido de las primeras en llevarse a cabo en la recién formada Nueva España.
Los preparativos de la fiesta comenzaban cuando el Ayuntamiento hacía el llamado a los corregidores y alcaldes de las localidades cercanas de la ciudad, a quienes se les encomendaba la tarea de que los naturales asistieran a las procesiones.
Esta celebración que se llevaba a cabo en Catedral, era preparada desde abril por medio de la Cédula Real, donde se solicitaba a los alcaldes mayores de los diferentes partidos que "…presten los indios necesarios para hacer la limpieza y aderezo  de las calles por donde pasa la Procesión del Santísimo Sacramento el día de Corpus Christi, en forma que se ha hecho en el pasado, sin alterar la costumbre en México…" La capital de Nueva España nombraba comisarios y mayordomos para que se encargaran de la organización de la festividad, y un factor que decisivo era la colaboración  de los pueblos circunvecinos, entre los que se encontraban: San Juan Teotihuacán, San Cristóbal Ecatepec, Apan, Teapulco, Tulancingo, Pachuca, Mexicaltzingo, Coatepec, Chalco, Cuernavaca, Coyoacán, la Villa de Guadalupe, entre otros más.
Durante el día de Corpus Christi la Plaza Mayor era toda una verbena, en el Portal de las Flores se podían ver como llegaban las canoas cargadas de deliciosas frutas y flores exóticas, haciendo una mezcla deliciosa de colores y aromas; cerca de la fuente que había frente al Palacio Virreinal bajo una columna se ponían  los puestos que vendían ricas y frescas aguas de limón con chía, Jamaica, horchata, guanábana, y muchas otras variedades más.
El repique de las campanas y el sonido que producía la artillería, daban aviso de que la misa estaba a punto de comenzar en Catedral, a ella asistían los fieles de la ciudad y de algunos lugares cercanos; en el atrio  y los jardines que rodeaban al templo, las personas que no habían alcanzado lugar en la iglesia esperaban el comienzo de la majestuosa procesión, cosa que por nada del mundo se perderían de ver.
Una vez que terminaba la misa, comenzaba la tan esperada procesión, observada por los atónitos asistentes desde las aceras, en los balcones y en las azoteas de las casas. La procesión tenía un orden muy riguroso. Comenzaba con las hermandades, sus estandartes y sus faroles colocados en bastones, adornados con cristal y vidrio de colores. Después seguían las cofradías con sus respetivos estandartes, grandes escapularios y velas en las manos. Luego aparecían las alumnas de las Hermanas de la Caridad vestidas de blanco, llevando cada una sus mazas de plata al hombro y eran seguidas por dos cuidadores de la Universidad, ataviados con trajes de terciopelo morado y mangas encarrujadas. Posteriormente seguían los colegios nacionales de gregorianos, mineros lateranos, alonsiacos y seminaristas, vistiendo sus trajes que los diferenciaban, las terceras ordenes con sus cruces antecedían  a las comunidades religiosas, precedidas por sus cruces y ciriales y por tres sacerdotes en el orden que sigue: mercedarios, camilos, agustinos, dieguinos, franciscanos y dominicos. Atrás de ellos, se encontraban los rectores  de los colegios y la Archicofradía  del Santísimo, con su estandarte del Santo Cristo; niños y niñas vestidos indios polleros con su huacal a la espalda y otros de ángeles con alas de metal, diadema, penacho de plumas y sandalias, abrían el paso a la Archicofradía de la Virgen de los Remedios, con sus bastones de plata rematados con maguey, cargada en andas por seminaristas. Después hacía su aparición el Santísimo Sacramente, conducido por las autoridades máximas de la iglesia, ataviados con sus vestiduras arzobispales, protegido por un palio de lama de plata con bordados y fleco de oro; al paso del Santísimo niños angelicales arrojaban obleas hechas pedacitos y pétalos de flores. Ya por último venían las autoridades gubernamentales y el ejército con sus distintas dependencias.
La parte más divertida de la fiesta ya se aproximaba,  que era la famosa tarasca, esperada con ansias por los niños deseosos de verla. La palabra tarasca viene del griego "theraca", que significa amedrentar, que representa al dragón infernal humillado por Dios Sacramentado, es decir, el bien vence al mal. Desafortunadamente esta fiesta fue prohibida por el virrey conde de Revillagigedo en el siglo XVII.
Ya para el año de 1842, las procesiones de Corpus Christi se siguieron realizando, pero sin la tarasca; los puestos fruta y aguas frescas siguieron vendiendo sus mercancías, para gusto de la gente que acudía a deleitar su paladar comiendo y bebiendo lo que ofrecían los marchantes.
Es muy probable que durante el siglo XIX los artesanos hayan empezado a elaborar las famosas mulitas cargadas con un huacalito; estas figuritas eran obsequiadas a los niños junto con dulces y alimentos.
En los pueblos de provincia las fiestas de Corpus, se caracterizaban por ser muy majestuosas y eran esperadas con mucho beneplácito por los habitantes fieles a la tradición; en algunos lugares a los animales se les daba muchísima importancia, y la celebración era más bien con motivo de llevarlos al atrio de la iglesia para bendecirlos, incluso los asomaban a las ventanas y balcones para que vieran la procesión.



No hay comentarios.: