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lunes, 9 de abril de 2012

LOS CRISTOS VIRREINALES DE PASTA DE CAÑA


 
 


Desde tiempos prehispánicos, los indígenas purépechas realizaban esculturas de sus dioses con una masa hecha a base del carrizo o caña de maíz seco. Esta técnica de modelado en pasta de caña fascinó a los evangelizadores españoles que arribaron a la zona de Michoacán, al grado que después la retomaron para la fabricación de cristos crucificados.
El Museo de Arte Colonial de Morelia, en Michoacán, posee una colección importante de cristos realizados con esta antigua técnica. En su acervo de crucifijos, que asciende a casi un centenar de piezas, también abundan aquellos fabricados en talla de madera, los que combinan la pasta de caña y madera, y uno de marfil procedente de Filipinas.
Sobre este acervo de escultura virreinal da cuenta la publicación Cristos. Escultura del Museo de Arte Colonial de Morelia, que reúne una colección de 50 crucifijos, los cuales fueron analizados por un grupo de investigadores que buscaban profundizar en su manufactura, iconografía y materiales de elaboración.
Editado por el gobierno de Michoacán, la publicación es resultado de dos años de trabajo de un seminario de escultura virreinal, en el cual participaron ocho especialistas y que fue coordinado por la doctora María del Consuelo Maquívar Maquívar, investigadora de la Dirección de Estudios Históricos del INAH.
De acuerdo con la historiadora Maquívar, para este estudio se seleccionaron las piezas mejor conservadas de la colección, además de que debían ser de la época colonial, del siglo XVI al XVIII. El volumen está ilustrado con imágenes captadas por la fotógrafa Dolores Dahlhaus, y están incluidas en un catálogo digital que acompaña a la publicación.
Iconografía de la crucifixión
El libro incluye ensayos de diversos especialistas, desde un trabajo que repasa la creación de los cristos en la historia del arte, uno dedicado al análisis de la simbología de la cruz, uno que analiza los materiales auxiliares y hasta un estudio radiográfico.
"Seleccionamos temas de acuerdo al tema de la crucifixión y los estudiamos desde diferentes ángulos, analizamos los tipo de cruces, el tipo de expresiones en los rostros y también los materiales que complementan a la escultura ligera", comenta en entrevista la especialista en escultura virreinal, quien también es la coordinadora de la publicación.
Este trabajo incluye la labor del restaurador Javier Salazar Herrera, del Centro INAH-Michoacán, quien sometió las esculturas a radiografía láser para conocer de cerca la manufactura de cada pieza.
Este estudio radiográfico, comenta la autora de La escultura religiosa en la Nueva España (2001), permitió conocer las técnicas y materiales empleados por los artistas de la época.
En el capítulo "La imagen del Cristo crucificado: Pautas iconográficas", la investigadora documenta las primeras representaciones del Cristo crucificado en la historia del arte. "Lo que hice fue hacer una revisión, desde cuando se comienzan a hacer Cristos en la historia del arte. Quería saber a partir de cuándo y de dónde habían sido las primeras representaciones y ver de qué manera nos había heredado España la iconografía cristológica", comenta la historiadora.
El volumen también ofrece un capítulo dedicado a los materiales auxiliares que los escultores de la época utilizaban para crear los cristos. Entre otros, dientes, huesos insertados en la espalda, ojos de vidrio, pelucas y la inclusión de sangre en el rostro y en el cuerpo.
"Todo para dar la sensación de realismo y para causar impacto en el espectador, para que se conmovieran de la imagen del crucificado", indica Maquívar Maquívar.
Fascinación de evangelizadores
Otra de las investigaciones que incluye la publicación es la de la especialista Sofía Irene Velarde, quien establece que la mayoría de las esculturas del acervo del Museo de Arte Colonial provienen de diferentes regiones de Michoacán y que fueron elaboradas, en su mayoría, en la técnica de caña de maíz.
La fascinación de los evangelizadores españoles hacia esta técnica empleada por los indígenas se dio, en parte, porque, según la historiadora Maquívar Maquívar, les permitió hacer esculturas de grandes proporciones pero muy ligeras, pues ya no tenían el peso de las de madera.
El alcance de esta técnica fue tal que incluso se exportó a España. "Está catalogada una serie muy grande de esculturas de este tipo en España porque está técnica se exportó. Los españoles aprendieron la técnica aquí y la siguieron trabajando allá", asegura la investigadora.
Destaca también la investigación documental que realizó el historiador Gabriel Silva Mandujano, quien indagó en los archivos notariales y, a partir de contratos, estableció una genealogía de los escultores, los ensambladores y los doradores de retablos de Morelia.
Sin embargo, en la mayoría de las piezas se desconoce el autor o el taller en que fueron elaborados.
"No hay autores, no hay ninguna referencia en las piezas, porque no se firmaban como se hacía con las pinturas. Las pocas firmas que han aparecido, tanto en México como en España, están dentro de las esculturas, pero no vamos a descabezarlas para poder ver las firmas", comenta la historiadora.
De acuerdo con Maquívar Maquívar, el que no se tenga registro de los autores se debe a la forma en que se trabajó la escultura. "Para trabajar una escultura se necesitaba dos talleres, el gremio de escultores y el de pintores. Es posible que por eso no existan firmas", comenta.
La colección de cristos que alberga el Museo de Arte Colonial de Morelia data de 1982, cuando el gobierno de Michoacán adquirió una valiosa colección de arte novohispano compuesta por casi un centenar de "cristos", la cual había sido reunida durante décadas por el señor Jesús Huerta Fernández.



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